La enseñanza de viajar, conocer y ayudar a los demás

16/02/2021

Tres jóvenes navarros coinciden en que el voluntariado europeo supone una experiencia que trasciende la aportación solidaria y proporciona enseñanzas humanas que recomendarían a cualquier joven. Aseguran que el aprendizaje de idiomas, el descubrimiento de distintas culturas y lugares o las relaciones sociales que se crean en este tipo de proyectos suponen una gran apertura de miras.

La joven Nora Sola colaboró con el centro cultural A4 de Bratislava, Íñigo Aranguren estuvo en la asociación de scouts Latvijas Mazpulki en Riga, Letonia; y Nicolás Mozo ayudó en la residencia para mayores Belgian Service Club (BSC) de Namur, Bélgica. Los tres realizaron sus estancias solidarias en el marco del programa de voluntariado del Cuerpo Europeo de Solidaridad (CES), coordinado en Navarra por el Instituto Navarro de la Juventud (INJ).

El Cuerpo Europeo de Solidaridad (CES) es un programa de la Unión Europea que ofrece a la juventud oportunidades de aprendizaje, formación y colaboración en proyectos de diversos ámbitos en los países europeos. La financiación de estos proyectos incluye viaje, seguro, formación, alojamiento o manutención para los participantes.

En la Comunidad foral, este programa lo gestiona el Instituto Navarro de la Juventud (INJ), entidad con la que pueden contactar los y las personas interesadas en participar en el mismo a través del correo juventud@navarra.es. También se puede consultar la página web del CES.

Descubrir Europa a través del voluntariado

Nora Sola, de 25 años, vive en Sangüesa y realizó un voluntariado europeo de 2017 a 2018. Estudió Bellas Artes en Bilbao y, tras graduarse, buscó un proyecto de voluntariado relacionado con el arte. Encontró la opción de viajar a Bratislava, capital eslovaca, y colaborar como voluntaria en un centro cultural y artístico llamado A4. Sola, tras la experiencia, considera que el voluntariado debería ser “obligatorio”.

Iñigo Aranguren, de 25 años, y natural de Huarte / Uharte, estudió un grado medio de Electricidad y un grado superior de Energías Renovables. Apasionado de la fotografía, encontró un proyecto de voluntariado europeo relacionado con este hobby. Entre octubre de 2019 y junio de 2020, colaboró como fotógrafo, productor de vídeo y monitor en Latvijas Mazpulki, una entidad letona de la ciudad de Riga, similar a las asociaciones de scouts.

Nicolás Mozo estudia Periodismo y Comunicación Audiovisual en Salamanca. El joven, de 19 años y natural de Tudela, optó por el voluntariado europeo al terminar el Bachillerato, “para desconectar”, señala, antes de comenzar sus estudios universitarios. Su preferencia era Bélgica y en septiembre de 2019 viajó a Namur para colaborar con la residencia de personas mayores de la ciudad belga, “Belgian Service Club (BSC)”.

Contacto con personas de otras culturas

Durante su estancia, Nora Sola colaboró con el centro cultural A4 en el ámbito de la música experimental. Sus tareas se centraron en producir fotografía y vídeo, gestionar las redes sociales del centro y ejercer como guía de los artistas que llegaban al mismo. Al comparar esta experiencia con el programa Erasmus, en el que también participó durante sus estudios, Nora comenta que, en su caso, el voluntariado resultó más variado a nivel de nacionalidades y le sirvió para conocer gente de muchos países.

Íñigo Aranguren participó en la asociación Latvijas Mazpulki, en la que niños y niñas toman parte en eventos relacionados con la agricultura. Entre otras labores, se dedican a cultivar zanahorias o alubias para después venderlas en el mercado. La labor de Íñigo consistió en documentar esta labor a través de fotos y vídeos. Asimismo, destaca que, junto con otros voluntarios, visitaron colegios para presentar las culturas de sus respectivos países.

Nicolás Mozo colaboró con el personal de la residencia en diversas tareas: “A veces solo hablar con ellos, darles conversación, les ayudaba mucho”. A su vez, el contacto con estas personas le permitió mejorar su conocimiento de francés.

Las dificultades de aterrizar en el extranjero

Nora Sola explica que viajar a otro país te abre la mente y te cambia las perspectivas: “Al ir al departamento de extranjería de Eslovaquia, me di cuenta de que los funcionarios no hablaban inglés, solo eslovaco. Esto te hace reflexionar sobre los migrantes en España, uno entiende que pueden pasarlo mal”.

Sola explica que la mayor dificultad con la que se encontró fue la gestión de los trámites para alojarse en el país de destino. Sin embargo, el organizador de los voluntarios y las voluntarias europeos asigna a cada voluntario un ayudante o buddy, una persona local que ayuda con el idioma y las gestiones en el país.

Para Íñigo Aranguren, el mayor obstáculo en el país fue el idioma. Al respecto, indica que también supuso una ocasión para conocerse más a sí mismo y aprender a desenvolverse en distintas situaciones: “El humor en otro idioma, al principio, es de lo más complicado para entenderse”.

En ese proceso de autoconocimiento, lo que más le ha gustado de sí mismo es la capacidad para buscar alternativas y luchar por lo que se propone: “Encontré un equipo de balonmano y empecé a entrenar y jugar con ellos. Si quieres algo, tienes que moverte y seguro que lo encuentras”.

Nicolás Mozo recomienda el voluntariado para las personas que no tienen claro qué estudiar, ya que puede servir como opción para pensar qué hacer en el futuro mientras se aprende otro idioma, se madura y se viven multitud de experiencias positivas. “Se debe viajar con la idea de conocer gente nueva y adaptarse a una cultura en la que cierran todo a las 18:00 horas, mucho antes que en España. Eso abre mucho la mente”.

Los tres jóvenes coinciden en que las asociaciones de destino proporcionan facilidades para desenvolverse.

Consejos para planificar el voluntariado

Nora Sola señala que no es difícil encontrar una asociación en la que realizar el voluntariado europeo, pero que es necesario invertir tiempo si se desea encontrar una de un ámbito específico.

La joven también recomienda contactar con personas voluntarias que hayan colaborado y residido en el país al que se quiere acudir antes de lanzarse al proyecto de voluntariado, con el objetivo de conocer cómo desenvolverse. También aconseja buscar un proyecto que motive e ilusione, ya que son varios los meses de estancia en el país.

Nora Sola, durante uno de sus viajes en Eslovaquia, donde colaboró como voluntaria en un centro cultural en 2018.
Nora Sola, durante uno de sus viajes en Eslovaquia, donde colaboró como voluntaria en un centro cultural en 2018.
Íñigo Aranguren encontró un proyecto de voluntariado europeo relacionado con la fotografía en Riga, capital letona.
Íñigo Aranguren encontró un proyecto de voluntariado europeo relacionado con la fotografía en Riga, capital letona.
Nicolás Mozo, con una de las personas mayores que cuidó durante su estancia de voluntariado en Namur, Bélgica.
Nicolás Mozo, con una de las personas mayores que cuidó durante su estancia de voluntariado en Namur, Bélgica.

Volver al listado